Testimonio tres
La liga
¿Hasta dónde podemos estirar la liga pretendiendo mantener las apariencias? ¡Pack! La liga inevitablemente nos golpea en la cara; lo sabemos de sobra. Entonces, si al final todos nos vamos a morir, ¿por qué aferrarnos a la opción menos ventajosa? Aunque la salud mental puede parecer pura teoría, la locura está cargada de estigmas y clichés que, afortunadamente, no dependen completamente de nuestra misteriosa neurona. Una sinapsis deficiente, equivocada o renuente nos puede llevar a estados que superan lo mental y se vuelven dolorosamente existenciales, incluso aterradores (¡auxilio!). Sin embargo, la revisión de nuestro interior siempre es un buen camino que nos conduce a un destino más amable que la aniquilante postración complaciente o los rígidos rituales que a veces nos imponemos.
En mi recorrido, me he topado con una larga lista de diagnósticos que me quedan flojos porque, con la medicación adecuada y una buena "revisión del jardín interior", me alejo de sus criterios. Los que permanecen son realmente útiles para cualquier tarea diaria, ya sea doméstica, profesional, de relación o incluso para disfrutar de una gozosa soledad, siempre llena de intensidad. No hay espacio para el aburrimiento. La Gestalt dice algo como "o te quitas o te quedas, pero si te quedas, NO te quejes". El ejemplo más claro es el atreverse, al fin, a salir de una relación tóxica en la que, evidentemente, siempre sales perdiendo. Pero este principio es aplicable también a los males que nos acechan. ¿Voy a vivir deprimida, drogada, ansiosa, malgastando cada centavo en impulsos descontrolados? No, porque cada día me quito un poco más, de a poquito.
Por fin duermo ocho horas diarias, como sandía con semillas, compro solo lo necesario, y uso la hiperfocalización como herramienta invaluable en mi día a día. Los episodios depresivos, ahora breves, los recibo con sábanas limpias, perfumadas con mi aroma favorito, mucho té, y disfruto enormemente de las listas que hago para organizar mis días. Esto, en soledad, sería imposible. Por eso, cuando mi psiquiatra me sugiere esto, aquello o lo otro, siempre digo que sí sin dudar.
Lo más valioso de este tratamiento permanente (terapia individual, de grupo, de choque, diván, Lacan, brujería, Quinta Bonita) ha sido la guía de numerosos profesionales que, con su vocación firme, me han ayudado en cada paso del camino. Gracias, una vez más.